Abstract:
El desarrollo de la mujer es ampliamente debatido en todos los países del mundo, por los Estados, por diversas entidades gubernamentales y no gubernamentales, así también por la sociedad civil. Esto es debido a que la mujer es un pilar fundamental en la familia por varias razones. Una de ellas es la producción y reproducción de los seres humanos, en la que, aunque es considerada objeto de debates por la sociedad debido a discriminaciones y desigualdades surgidas entre hombres y mujeres, la mujer es la principal figura para llevar a cabo la reproducción de la sexualidad humana hasta la actualidad. Otra de ellas es que, a partir de la formación de una familia en cualquiera de los tipos, la mujer juega diferentes papeles que tienen que ver con la formación de otros miembros de la familia que conviven con ella. El papel que desempeña no solo es el de la reproducción humana, sino el de la formación y transformación de ella misma y de los próximos a ella; su papel se extiende hasta una continua convivencia ciudadana. La sociedad misma le ha dado una gran responsabilidad que en la actualidad es discutida, ya que no solo depende de ella misma sino de factores estructurales, materiales, de valores y espirituales de los otros que forman parte de los seres humanos, de las colectividades en las cuales se encuentra inmersa. Esto implica que la carga de responsabilidad tiene que ver con las condiciones materiales de vida vinculadas con las capacidades, cualidades y habilidades de que disponga para abordar la cotidianidad con su familia. El desarrollo de toda mujer tiene que ver con el desarrollo de las capacidades, habilidades y valores. Las capacidades cognitivas le proveen de una totalidad de conocimiento teórico y práctico para poder actuar razonadamente en la solución de problemas básicos, prácticos y cotidianos. Las habilidades procedimentales le facilitan que todos los procesos que tenga que desarrollar en su vida cotidiana sean más rápidos, con resultados pertinentes y efectivos. La práctica de valores le provee de un marco diferenciador de categorías que facilitan la acentuación de semejanzas y diferencias entre los grupos. Los valores, por ende, “proporcionan el molde que da forma a las actitudes intergrupales” (Blanco, Caballero, & De la Corte, 2005).