Resumen:
A dos años de cumplir un siglo y medio en su función de proteger, conservar y promover el patrimonio bibliográfico de El Salvador, la Biblioteca Nacional se ha convertido en la rectora silenciosa de los lineamientos que deben seguir las pocas bibliotecas públicas que existen en el país. Es una tarea que por años ha pasado inadvertida por políticos y sociedad en general, a sabiendas de la importancia que juega este recurso intelectual para la identidad cultural de los pueblos y el conocimiento para el desarrollo humano. Conocer el interior de la biblioteca más importante del país, permite hallar una riqueza bibliográfica en historia nacional la cual compite, con desventaja, con la era digital y las nuevas tecnologías.