Resumen:
Los paisajes rituales están conformados por apropiaciones, tanto físicas como simbólicas, de un espacio específico durante un período determinado. Durante los períodos epiclásico (600-850 d.C.) y postclásico (850-1524 d.C.), los nahua-pipiles protagonizaron movimientos migratorios diásporos masivos desde el altiplano central mexicano hasta las costa pacífica centroamericana. El presente artículo analiza, desde la arqueología del paisaje, los recientes descubrimientos de sitios arqueológicos postclásicos registrados en la Costa del Bálsamo, interpretando la particular geomorfología como el paisaje ritual deseado por los nahua-pipiles para evocar a sus deidades y legitimar su propia memoria histórica a través de construcciones cognitivas asociadas a su lugar de origen.