Resumen:
Alo lejos, una lágrima sonríe en la voz de Chabela Vargas, la nostalgia de la tierra y de los amores vividos se diluye en la dulzura de una melodía entrañable... ahí está él, Roberto Armijo, perdido y encontrado entre cientos de libros y papeles, su máquina de escribir y los ecos de su música clásica. El asma le propuso una ruta de hospitales, desde que nació en el Chalatenango de 1937, Roberto con su pasión la logró seducir y trazó caminos inverosímiles en el eterno abismo de la palabra y la basta tierra del compromiso social. A los 17 años ganó su primer premio nacional de poesía, al que le siguieron otros tantos nacionales e internacionales en poesía, ensayo y teatro.