Resumen:
Siglas y acrónimos. Ficha técnica. Introducción. Glosario. Metodología. Situación actual de las migraciones en el mundo. Evolución de las causas y condiciones de la migración. Causas de la migración femenina desde los estudios de investigación. Condiciones de vida de las mujeres salvadoreñas. Migración femenina vista a través de las estadísticas de personas deportadas. Análisis del trabajo de campo. Conclusiones. Recomendaciones. Referencias. Anexos. Breve hoja de vida de la investigadora. Colección investigaciones 2003-2017. Según las estadísticas oficiales de la DGME, en los últimos tres años la cantidad de mujeres adultas deportadas se ha incrementado, dato que de alguna forma es un indicativo que mayor cantidad de mujeres salvadoreñas están migrando. Así, para el año 2013 la cantidad total de mujeres deportadas fue de 4.285; para el 2014 fue de 9.180 y para el 2015 fue de 9.689. En estas estadísticas no se toma en cuenta a las niñas ni a las adolescentes, pues no se cuenta aún con cifras oficiales, pero por las observaciones de campo realizadas se puede denotar un aumento significativo de deportaciones de personas menores de edad del sexo femenino. De acuerdo con el informe de Fusades/Unicef, “Una mirada a las familias salvadoreñas: sus transformaciones y desafíos desde la óptica de las políticas sociales con enfoque hacia la niñez”, el 85 % de las familias monoparentales están lideradas por una mujer, lo que implica que mayor cantidad de NNA quedarán sin una figura de autoridad; esto podría incidir en que ingresen a las maras. El informe también indica que entre el 21 y 23 % de niñas y niños, de 0 a 5 años de edad, están viviendo en familias monoparentales; significando esto que, si sus madres migraran, se provocaría una mayor desarticulación de las familias salvadoreñas, dejaría a estos niños y niñas en una situación de mayor vulnerabilidad, pues están en un rango de edad importantísimo en la formación de su personalidad. La migración femenina en la sociedad salvadoreña es un hecho permanente, pero se ha detectado que a partir del año 2013, y de acuerdo con las cifras de la DGME, el flujo de deportadas ha aumentado significativamente, de tal forma que, si se toma como referencia el año 2013, para el año 2014 la cifra de deportadas aumentó en un 214,23 %; y para el año 2015, este incremento significó un 226,11 %, situación que es muy grave porque la sociedad salvadoreña culturalmente es machista y patriarcal, en la que se le asigna a la mujer el papel de educadora de la familia. Cabe señalar que con el correr del tiempo la cantidad de jefas de familia crece; y estas no solo asumen su responsabilidad de madres, sino también el de padre y, además, de proveedora del hogar. Así, de acuerdo con la EHPM 2008, en El Salvador ese año había un total de 1.529.483 hogares; de estos, en 1.009.783 tenían jefes de hogar, y solo en 519.475, jefas; seis años después, es decir, para el 2014, la cantidad de hogares en el país era de 1.722.075, de los cuales 1.106.365 contaban con jefe y 615.710 con jefa (EHPM, 2014). En términos absolutos, el número de hogares con jefa creció, en tan solo seis años, en 96.235. Dicha situación puede implicar que haya mayor escasez, pues solo una persona provee para la casa; y que las hijas e hijos queden mayor tiempo sin la atención de la madre que, a su vez, es proveedora. Se puede afirmar que, dada la situación de bajo crecimiento económico en el país, la cantidad de empleos decentes no crece lo suficiente. La economía salvadoreña es una economía de servicios (terciaria) en la que, si bien es cierto las mujeres tienen un índice de empleo mayor que los hombres, pero son empleos precarios con salarios muy bajos, que no permiten subsanar todas las necesidades materiales y emocionales de una familia, y mucho menos de una en la que tiene por jefa una mujer, condición que está obligando a mayor cantidad de mujeres a tomar la migración como una opción para superar los problemas económicos que enfrentan.