Resumen:
El ser humano de todos los tiempos se ha relacionado ritualmente con la muerte. La evidencia histórica refiere ceremoniales antiguos que se hacían en torno a la muerte de las personas, caracterizados por un elaborado código simbólico sobre la base del cual se construye la realidad social, dotando de sentido la experiencia trascendente y mistérica que, humanamente, parece para algunos solo como el final de un ciclo y, para otros, como abrirse a la trascendencia. En la teología y tradición católica, la enfermedad y la muerte se acompañan de una variedad de rituales encaminados a restituir la salud del enfermo, como el caso de la Unción, imposición de manos y viático; o también, dar esperanza, conforto y resignación ante la muerte, como en el caso del Responso, la vigilia de oración por el difunto, la Santa Misa de cuerpo presente, la bendición de la tumba y la última recomendación del alma en el cementerio.