Abstract:
El arqueólogo Erquicia ofrece en estas páginas una síntesis de los sitios arqueológicos del golfo de Fonseca y de las labores de investigación realizadas hasta el presente. Además del valor intrínseco de esta recopilación y sus comentarios, está el hecho de reiterarse el interés creciente en los últimos tiempos por las comarcas del golfo, ribereñas e insulares, en los afanes culturales, tanto históricos como antropológicos y arqueológicos, así como en el desarrollo humano, social y económico de la región. El Fonseca es un espléndido horizonte para los mensajes del pasado, un lugar imbuido de sucesos del mayor interés en la historia salvadoreña en sus tres períodos: prehispánico, colonial y republicano. La herencia que significa el golfo, gracias a trabajos como el presente, va tomando interés y presencia en las faenas de rescate, estudio y dignificación del patrimonio colectivo. La leyenda dice que una gran sierpe vive en lo profundo del volcán de Conchagua, como a la espera de un día contemplar con sus ojos de animal fantástico y quimérico el golfo renacido y recuperado en su variada riqueza, para un El Salvador que quiere proyectarse hacia un mejor futuro. Desde el Conchagua la vista abarca en su fresca y dramática belleza el golfo que descubriera, un día de mediados de 1522, el piloto mayor Andrés Niño, la primera porción salvadoreña avistada por los navegantes españoles, quienes pusieron los nombres primigenios al archipiélago y a las costas, tal el cabo Hermoso, la gran península que se adentra al mar con el volcán.