Resumen:
La prueba en el proceso penal establece reglas que sistematizan la recolección, oferta, admisibilidad, incorporación y valoración de la información, constituyendo la columna vertebral para emitir una decisión sobre el asunto o conflictos penal que se somete a consideración de un juez o tribunal; siendo este supuesto indispensable para el ente fiscal para sostener una acusación y la defensa en función de guiar una estrategia o hipótesis. Dentro de los medios de prueba, la científica y técnica, indiscutiblemente es la ideal para proporcionar una convicción más cercana a la realidad de los acontecimientos que se llevaron a cabo en la ejecución de una conducta llamada “delito”, sin embargo, ese suceso platónico se vuelve una aspiración cuando nos encontramos en forma constante y como regla general con procesos penales cuyo sostén sustancial es la prueba testimonial, la que “es tan vieja como la humanidad y la más antigua, junto con la confesión”, evidentemente está sometida a todos los avatares, transformaciones o eventualidades del entorno del ser humano, que se sujeta a circunstancias psicológicas o conductuales, de percepción, interés, que aporte para el esclarecimiento del hecho delictivo, o en su caso profundizar para prevenir otros actos delincuenciales o lograr el descubrimiento de otros actores, cuya identificación sería difícil utilizando las técnicas convencionales de investigación, y que como postre se le protege.