Resumen:
Una vez más abrumado por el peso de la gratitud, me veo en el caso de no saber cómo expresar ese noble sentimiento, pues como lo he repetido en anteriores ocasiones, “hay momentos en la vida de los hombres en que, pese a la devoción que se tenga por la majestad y el genio de la lengua, por el imperio subyugante de las palabras, la agitación anímica que lo embarga, no encuentra la expresión adecuada, los vocablos justos y precisos, para testimoniar con fidelidad los íntimos sentimientos de gratitud. Y es que el estado de turbación psíquica no proviene de los sentidos, ni se irradia del cerebro, sino que es un efluvio que brota de lo más hondo del alma, y el diccionario eterno con su desmesurado caudal léxico, no contiene las voces exactas para significar esa noble exaltación de la conciencias.”